En Sendero de Luz te acompaño a reencontrarte con tu niño interior, abrazarlo, escucharlo y devolverle la dignidad de ser amado.
¿QUIÉN ES EL NIÑO INTERIOR?
Es esa parte de ti que aún vive en tu interior, la que sintió, soñó, temió y esperó. El niño interior guarda tus primeras heridas, tus necesidades emocionales no satisfechas, tus primeros vínculos, tus miedos más profundos…
Pero también conserva tu alegría auténtica, tu espontaneidad, tu creatividad y tu capacidad de amar sin filtros.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE SANAR CON EL NIÑO INTERIOR?
Cuando nuestro niño interior ha sido herido, muchas veces queda congelado en el tiempo. Y desde allí, reacciona, se defiende, se esconde o se protege.
Y aunque crecemos físicamente, muchas de nuestras decisiones adultas se siguen tomando desde ese dolor no resuelto.
En la vida actual esto se puede reflejar como:
- Miedos irracionales al abandono o al rechazo.
- Búsqueda constante de aprobación.
- Relaciones dependientes o evasivas.
- Autoexigencia extrema o necesidad de perfección.
- Sentimiento de no merecer o no ser suficiente.
- Incapacidad para disfrutar o confiar.
SANAR AL NIÑO INTERIOR ES…
- Aprender a darte hoy lo que no recibiste ayer.
- Sostener a esa parte tuya con amor y sin juicio.
- Cambiar tu diálogo interno por uno compasivo.
- Recuperar tu poder, tu voz y tu esencia verdadera.
EJERCICIO SANADOR – “TE VEO Y TE AMO”
- Busca una foto tuya de cuando eras pequeño/a.
- Mírala profundamente.
- Colócala sobre tu corazón o frente a ti y repite:
“Hola, mi amor.
Hoy te veo, te escucho y te reconozco.
Perdóname por no haberte cuidado como merecías.
Hoy estoy aquí para ti, ya no estás solo(a).
Te amo tal como eres.
Te abrazo con todo mi corazón.”
Hazlo por varios días seguidos y siente cómo algo dentro de ti comienza a suavizarse, a florecer, a confiar.
EN SENDERO DE LUZ SANAMOS JUNTOS
Sanar al niño interior es abrir la puerta a una nueva vida. Es reconectar con tu alegría, tu merecimiento y tu capacidad de amar sin miedo.
A través de talleres, acompañamientos y recursos terapéuticos, te acompaño a recordar quién eres sin la herida.
Porque solo cuando abrazamos a nuestro niño interior, podemos caminar hacia la libertad del Ser.